En el origen de lo que podríamos denominar aseo personal, estas funciones tan íntimas se desempeñaban lejos del núcleo doméstico, principalmente cerca de pozos o lugares donde se podía conseguir fácilmente agua. No fue hasta finales del siglo XVIII cuando en Francia se comenzaron a incorporar elementos diferenciadores (a modo de biombos) dentro de los propios dormitorios. Esta separación servía para, de alguna forma, diferenciar entre el lugar de descanso y el lugar donde uno podía darse un baño (en esas antiguas bañeras enormes), peinarse y en general asearse día a día.
En la actualidad, este concepto de privacidad se pierde aún más. Evidentemente ya no hace falta que nos dirijamos al río para pegarnos un baño, pero tampoco se conoce el cuarto de baño como una parte íntima y personal de la casa. Esto es debido a que en nuestro hogar, esta habitación es empleada por las personas que nos visitan, por tanto la privacidad se pierde por completo.
¿Y por qué es importante esto? Este dato es importante para poder entender cómo ha evolucionado el diseño de estas estancias. Antiguamente, el mobiliario de un espacio así era apreciado por muy pocas personas, ya que constituía un lugar al que tenía acceso poca gente. Ahora, teniendo en cuenta que seguramente será visitado continuamente por individuos externos al hogar, la decoración y el diseño se impone cada vez más.
Quizá sea por todo esto que en los últimos tiempos se encuentran baños tan modernos y vistosos que nada tienen que ver con los sobrios cuartos de baño de antaño. Y aunque el estilo retro se vuelve a utilizar, lo cierto es que más bien es un uso de elementos antiguos en un entorno moderno, diferente y lleno de diseño.