Las islas de cocina son un elemento soñado por muchos. No
es de extrañar, pues su funcionalidad es equivalente a su poder decorativo; y
es que nadie puede negar que una cocina con isla crea un ambiente único en el
hogar.
Si bien es cierto que este tipo de islas se veían
antiguamente en las cocinas rústicas y amplias, hoy por hoy no hay ningún
tipo de problema en integrarlas en una cocina moderna y de dimensiones más
reducidas. Es obvio que en los espacios más grandes lucirá más. No obstante,
puede ser un elemento muy interesante cuando juntamos comedor y cocina, dejando
un espacio más reducido a la segunda y permitiendo que en esta isla se
concentre casi todo el espacio útil de la misma.
Las islas comenzaron a comercializarse a grandes niveles a partir de los años 90,
cuando las cocinas abiertas se introdujeron de manera irremediable dentro de
los planos de nuestras casas. Es un avance, pues la elegancia que transmiten
estos elementos en innegable.
Hablando de su funcionalidad es inevitable señalar que
gracias a estas contaremos con espacio extra para colocar nuestro menaje.
Incluso podemos adaptarlas para incorporar pequeñas despensas. Además, creamos
un espacio para comer bastante práctico; y es que con nuestro ritmo de vida,
comer y cocinar en el mismo sitio puede ser una ventaja.
Modelos hay miles. Podemos, por ejemplo, crear una isla
única y exclusivamente para ganar más bancada. En este espacio podremos cortar
ingredientes o disfrutar de un desayuno. Pero además, existen las islas de
cocina en las que se incorporan horno y fuegos (inducción, vitro etc). Estas
últimas van acompañadas de campanas decorativas para isla, otro mundo
amplísimo. El resultado, como en el caso anterior, es un elemento único que
recibirá todas las miradas de nuestros invitados.